domingo, 23 de enero de 2011

ATARAXIA

Hay fuego tras el horizonte

y el péndulo de la mecedora

no deja de moverse

en el porche de la guerra,

agitado por la calma de un anciano.

Las balas recorren el firmamento

como malditos mosquitos de verano

expeliendo el veneno del odio.

Un soldado de dientes mellados

sonríe a cámara con el fusil en ristre

y una uve contagiosa.

¡Ar!

Maldito rambo de ojos desbordados

que más allá de Texas sólo viste desierto,

oculto tras la vestimenta de la guerra

escupes tabaco y rabia por América.

Pronto el horizonte se aniquila y balancea

y el anciano desde el suelo

contempla el miembro desprendido

mientras una voluta de humo y saliva

se desplaza desde la boca del soldado.

Que Dios bendiga a América.

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